Llevaba tiempo viendo éste tipo de piruletas en
internet y me llamaban mucho la atención los colores y las formas de los
cristales, así que me me pareció que sería una buena forma de introducir a mis
hijas en la cristalización.
A mis hijas no les gustan mucho las chuches
(prefieren el chocolate…), así que sabía que seguramente no las comerían, pero
no dejaba de ser un experimento entretenido.
Os dejo la receta por si os apetece ya que es
realmente fácil.
Se ponen unas gotas de colorante alimentario en
cada vaso.
Mientras, en una cazuela se pone un vaso de agua
por cada tres de azúcar. Hay que ir removiendo hasta que se vea que la mezcla
se pone transparente, es decir, se ha convertido en almibar.
Mientras podemos mojar un poco los palitos y
meterlos en azúcar para que se forren bien y ayude en la cristalización.
Se vierte en los vasos y se remueve un poco con un
palito para que el color sea uniforme.
Se pone cada palito en un vaso teniendo mucho
cuidado que no toque ni paredes ni el fondo. Lo más sencillo es sujetarlo con
una pinza.
Y ahora solamente queda esperar de 4 a 7 días a
que la cristalización sea lo suficientemente grande. Cuanto más tiempo se
espera más grande es el palito.
Cuando nos parece que ya está lo suficientemente
grande para nuestro gusto, sacamos el palito del vaso y lo ponemos a escurrir
en otro vaso vacío.
Y ya están listos.
Se pueden comer tal cual, como si fuesen
piruletas, o se pueden disolver en leche.
Como ya he comentado, mis hijas no se las comieron
pero les encantó ver como crecían los cristales y después ver y tocar los
cristalitos.
Las piruletas se las comieron los vecinos, que
aquí no se tira nada, ja, ja, ja.
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