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miércoles, 27 de diciembre de 2017

Lego, un poco de historia



En los años 20, en la península danesa de Jutlandia, en un pueblecito llamado Billund, un carpintero llamado Ole Kirk Christiansen se decidió a fabricar juguetes para buscarse la vida ya que no encontraba trabajo en ningún sitio.

A pesar de ser un pueblo pequeño, Ole persistía en su empeño vendiendo sus muñecos de madera de puerta en puerta.

Cuando sus hijos fueron creciendo se unieron a su empresa y le ayudaron con el diseño y la fabricación de los juguetes.

Cierto día un detallista de juguetería al que Ole había ofrecido sus productos le comentó que no existía ningún juguete que realmente entretuviera la mente de los niños. En cuanto regresó a casa se fue directamente al taller y miró a su alrededor. Realmente no había ni un solo juguete que pudiera entretener la mente de un niño.

Se acercó al depósito de pequeños bloques de plástico con los que se fabricaban los juguetes de dicho material y empezó a darles vueltas. Estos bloques se podían ensamblar en horizontal y vertical pero el número de posibilidades era limitado.

De repente recordó que los bloques de construcción siempre fueron juguetes entretenidos para los niños (desde la época del antiguo Egipto). Así que decidió buscar un modo de adaptar los ladrillos de forma que se pudieran manejar fácilmente y se pudieran ensamblar para que no se derrumbasen y, al mismo tiempo, se pudiesen separar también fácilmente para poder construir otra cosa.

En ése momento redactó la Constitución Lego sobre la manera en la que deberían ocupar la mente del niño:
-      Siempre se habrá de lograr que el niño participe del juego activamente ya que no es un mero espectador.
-      No se trata de un juguete, sino de un sistema de juego variado y flexible que se desarrolla a medida que se le añaden piezas suplementarias.

Siguieron meses de experimentos  con formas y materiales hasta que estuvieron contentos con el resultado.

En 1954 llevaron al mercado el ladrillo perfeccionado. El conjunto básico disponía de bloques con cuatro y dos pivotes, ventanas, puertas, verjas, surtidores de gasolina, etc. Todo en cinco colores. Los distintos conjuntos que se vendían por separado eran ensamblables entre sí.

Casi inmediatamente los comerciantes de Dinamarca bloquearon la línea telefónica haciendo pedidos.

Había nacido un mito juguetero: LEGO

 
Fue tan grande el número de arquitectos y diseñadores que encargaron el juego para construir sus maquetas que incluso hicieron pedidos especiales de algunas piezas, por lo que en 1936 fabricaron un sistema especial para ellos llamado Modulex.

Cierto día, durante la visita de un grupo de personas a la fábrica, un niño expresó su desencanto diciendo que creía que toda la fábrica estaría hecha de ladrillos Lego. Todos se rieron, excepto el hijo de Ole, Gotfred. Así, en 1968, nacía Legoland, un reino miniatura creado exclusivamente con piezas Lego.


Como última curiosidad decir que la palabra Lego proviene de la unión de dos palabras danesas “leg godt” que significan “jugar bien”. 

¿Habéis jugado con Lego? ¿O vuestros hijos?

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