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miércoles, 26 de julio de 2017

Las alas son para volar - Jorge Bucay



Cuando se hizo mayor, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación
de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas
que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre.
Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
– ¿Ves hijo?, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte
aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las
alas y volarás…
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que harán más fuerte
para el siguiente intento –contestó el padre.

El hijo volvió al pueblo a ver a sus amigos, a sus compañeros, aquellos con los que había caminado toda su vida.
Los más estrechos de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está medio loco..
-¿Para qué necesitas volar?
-¿Por qué no te dejas de tonterías?
-Y además, ¿quién necesita volar?
Los mejores amigos también sentían miedo:
-¿y si fuera cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-Prueba a tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol, pero… ¿desde la cima?

El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.

Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó…desplegó sus alas, las agitó en el aire con todas sus fuerzas, pero desgraciadamente,se precipitó a tierra.

Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy como tú. Mis alas son de adorno… – lloriqueó.
-Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en un paracaídas: necesitas cierta altura antes de saltar.

Para volar hay que empezar asumiendo riesgos.
Si no quieres, lo mejor  quizá sea resignarse y seguir caminando como siempre.


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