Al mudarme de casa evidentemente había muchas
cosas en la casa nueva que cambiaría, pero la economía no me deja tirarlo todo
y comprar mobiliario nuevo, así que he empezado a cambiar ciertas cosas, poco a
poco.
Como ya dije en el primer post de ésta nueva
etapa, lo primero que hice fue pintar todas las paredes. Estaban de un color
berenjena oscuro que hacía la casa un poco deprimente.
Personalmente me encantan las paredes blancas y
poner el toque de color en los cojines, las cortinas o demás objetos
decorativos. De ésta manera si te cansas de un color o decides cambiar el
estilo, con poner unas fundas de cojín nuevas y poco más ya cambias totalmente
la casa.
Me encanta la decoración, pero creo que para
decorar una casa hay que hacerlo poco a poco, según vas viviendo en ella y vas
notando que es lo que falta, lo que sobra o lo que hay que cambiar.
Por eso mismo no creo mucho en los decoradores.
Cuando veo fotos en revistas especializadas siempre pienso que no vive nadie en
esas casas. O son personas que solamente duermen allí, sin realmente hacer
vida.
La televisión es una cosa muy importante en todas
las casas, nos guste o no, y en las revistas y blogs de decoración en los
salones no hay tele. Me parece algo totalmente impensable.
Pero bueno, eso es otro tema para otro día.
Hoy lo que os quería enseñar es el cambio de las
sillas del salón. La tapicería estaba muy estropeada, aunque las sillas siguen
estando en buenas condiciones. Así que, ya que tenía un retal de tela de Ikea
decidí usarlo para retapizar las sillas.
Personalmente me gusta mucho el resultado ya que
además cada silla es diferente aunque todas coordinadas.
¿Qué os parece?
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