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miércoles, 26 de abril de 2017

Decoración




Al mudarme de casa evidentemente había muchas cosas en la casa nueva que cambiaría, pero la economía no me deja tirarlo todo y comprar mobiliario nuevo, así que he empezado a cambiar ciertas cosas, poco a poco.

Como ya dije en el primer post de ésta nueva etapa, lo primero que hice fue pintar todas las paredes. Estaban de un color berenjena oscuro que hacía la casa un poco deprimente.

Personalmente me encantan las paredes blancas y poner el toque de color en los cojines, las cortinas o demás objetos decorativos. De ésta manera si te cansas de un color o decides cambiar el estilo, con poner unas fundas de cojín nuevas y poco más ya cambias totalmente la casa.

Me encanta la decoración, pero creo que para decorar una casa hay que hacerlo poco a poco, según vas viviendo en ella y vas notando que es lo que falta, lo que sobra o lo que hay que cambiar.

Por eso mismo no creo mucho en los decoradores. Cuando veo fotos en revistas especializadas siempre pienso que no vive nadie en esas casas. O son personas que solamente duermen allí, sin realmente hacer vida.

La televisión es una cosa muy importante en todas las casas, nos guste o no, y en las revistas y blogs de decoración en los salones no hay tele. Me parece algo totalmente impensable.

Pero bueno, eso es otro tema para otro día.

Hoy lo que os quería enseñar es el cambio de las sillas del salón. La tapicería estaba muy estropeada, aunque las sillas siguen estando en buenas condiciones. Así que, ya que tenía un retal de tela de Ikea decidí usarlo para retapizar las sillas.

Personalmente me gusta mucho el resultado ya que además cada silla es diferente aunque todas coordinadas.





¿Qué os parece?

lunes, 24 de abril de 2017

Pequeño tuneo de agenda



Me encantan las agendas.

Aunque estemos en la era digital y todo se pueda organizar con el móvil, tablet y ordenador, a mi me siguen gustando las agendas.

En ellas apunto todo lo que tengo que hacer, mis gastos en efectivo y todo lo que me vaya pareciendo interesante apuntar del día a día.

Incluso tengo números de teléfono, no todos evidentemente, pero si los que considero más importantes para una emergencia.

Recuerdo una vez que el teléfono móvil se me bloqueo de tal manera que no podía llamar, ni recibir llamadas, ni mensajes ni nada de nada. Con tan mala suerte que además se me estropeó el coche.
Así que ahí estaba yo sin teléfono para pedir ayuda a nadie. Hasta que me acordé de mi agenda. Solamente tuve que encontrar un bar que tuviese teléfono de pago y pude llamar para que me auxiliaran.

Este año compré una agenda normalita y baratita y la he decorado yo a mi gusto.

Con unos papeles de scrap, unas pegatinas y unos washis ya estaba lista para acompañarme en este nuevo año.

Portada y contraportada: Papel de scrap con unos brillitos que me encantan y unas pegatinas de números para el año.


Interior de la portada: Unos papeles de scrap y un poco de cinta washi para hacer un pequeño bolsillo para pegatinas o tarjetas. También hice una pequeña banda para poner post-it pequeños o clips.


La primera página venía en blanco, así que busqué en internet una frase inspiradora para mí y la imprimí en blanco y negro. La coloreé con lápices de colores y la pegué con unas pegatinas circulares que me encantan.

Como veis no es la octava maravilla del mundo, pero todos los que la ven me preguntan dónde la he comprado y, realmente, resulta halagador.


domingo, 23 de abril de 2017

Respeto



Siempre que voy al extranjero encuentro viajeros al parecer amargamente desilusionados por todo cuanto ven. La razón suele ser fácil de descubrir: casi todos ellos comentan las deficiencias que encuentran en personas y costumbres, muy diversas de las de su país. Y las diferencias de hábitos, en lugar de distraerles e interesarles, les molestan.

Aunque los modernos reactores han empequeñecido la tierra, estas personas todavía padecen del mal del aislamiento. Quizás antes esta enfermedad tuviera poca importancia, pero ahora, en un mundo cuyas partes son cada vez más interdependientes, puede convertirse en una dolencia peligrosa y paralizadora.

Hasta que abramos nuestros corazones y mentes a los pensamientos de todos los hombres, dondequiera que estén; hasta que nos convenzamos de que no son raros porque se vistan, coman y hablen de forma diferente de la nuestra; hasta que estemos dispuestos a conceder que las aspiraciones de los demás son tan importantes para ellos como las nuestras lo son para nosotros, no podremos esperar que reine en el mundo una paz verdadera.

A menudo me dicen que estas ideas son utópicas, que, en realidad, jamás lograremos comprendernos los unos a los otros.

Estas palabras dichas por Conrad Hilton (fundador de la cadena de hoteles Hilton) en 1966 todavía siguen estando vigentes hasta la última letra.

Todo se resume en una gran palabra: RESPETO



jueves, 20 de abril de 2017

Pintar galletas



Una de las meriendas que les gustan a mis hijas son las galletas de hojaldre.

Se hacen de una manera tan sencilla que en unos minutos ya están listas para comer.

Simplemente hay que extender la masa de hojaldre y espolvorearla con azúcar. Luego se aprieta ligeramente para que la masa quede más fina y se integre el azúcar bien. Se corta en las formas deseadas, con unos cortadores o simplemente con el cuchillo haciendo rectángulos, cuadrados o triángulos. Se hornea según las instrucciones y ya se pueden comer.


Pero ésta vez se me ocurrió que las niñas podían participar un poco más y les añadimos algo de color.

Para ello hemos utilizado unos lápices pasteleros de Dr. Oetker y su imaginación.

 Quedaron unas galletas riquísimas y divertidas.

Junto con un vaso de leche se convirtieron en una buena merienda.

  

 He de decir que me encantan los productos de pastelería de Dr. Oetker, los uso mucho y por lo tanto los veréis bastante por aquí. (Aunque no me paguen por promocionarlos, ja, ja, ja)