Tenemos la suerte de vivir en un barrio muy bien comunicado, cerca de la playa, con el colegio y supermercados cerca, varios parques y una biblioteca en la que hacen muchas actividades para los niños.
Todos los sábados por la mañana hay cuenta cuentos y después se hace una actividad relacionada con el cuento que se ha leído.
La verdad sea dicha, con dos niñas dormilonas, no me da mucho tiempo a llegar a actividades los fines de semana por la mañana. Y, para un día que pueden dormir un poco mas, no me gusta tener que levantarlas pronto.
Pero hay veces que se despiertan antes de lo normal y, ese día, lo aprovechamos para ir a la biblioteca.
La última vez que hemos estado la bibliotecaria leyó el cuento de Pulgarcito animado con unas pequeñas marionetas y después pintamos piedras.
La verdad es que todos los niños que asistieron se lo pasaron de maravilla. También los padres ayudando e intentando recuperar un poco de la imaginación que perdemos con los años.
Ni que decir tiene que A y S se divirtieron un montón. Pero claro, son un poco pequeñas para pintar todavía grandes cosas, así que hicimos trabajo en equipo. Ellas pintaban la piedra entera del color que más les gustaba y luego yo les preguntaba: ¿A qué se parece esta piedra? Esta es un coche mamá. Esta es un fantasma... Y yo pintaba los detalles.
También se mancharon un poco las manos (cosa normal).
Pero acabó quedando un caminito de piedras muy chulo.
Y, por supuesto, nos llevamos unos bonitos recuerdos a casa que ahora ocupan un lugar especial en nuestro balcón.
Os aseguro que repetiremos en la biblioteca y también pintaremos mas piedras en casa.
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