Antiguamente no existían los apellidos como tal,
como mucho se daba el nombre seguido de una descripción de la persona o algún
rasgo característico suyo.
Como curiosidad adicional explicar que el verbo
apellidar proviene del latín appellitare (llamar repetidamente).
Pero llegó un momento en el que las autoridades se
dieron cuenta de la necesidad de un apellido mediante la adopción de apodos o
sobrenombres.
En la práctica, el uso de éste tipo de apelativos
llegó al exceso y la fama de la longitud de los apellidos españoles se expresa
con un dicho turco: “Tiene más apellidos que un español.”
Algunos apellidos se originaron simplemente
añadiendo el nombre del padre al propio: Gil, Andrés, etc.
Otros apellidos provienen del oficio que tenía la
persona en cuestión: Carbonero, Herrero, Aznar (pastor de burros), Orive
(orfebre), Porcel (porquerizo), Falconero (halconero), etc.
También se usó como apellido el título o dignidad
de la persona: Abad, Conde, Confesor, Caballero, Marqués, etc. Algunos de éstos
nombres no eran reales sino que se usaban en tono de burla.
Otros apellidos surgieron del aspecto personal de
la persona, por ejemplo, Calvo, Cano, Rubio, Cobo (calvo), Gordo, Quesada
(quijada), Ollos (ojos), etc.
El apellidos Granullas alude a la buena vista
(gran ull has – gran ojo tienes).
También se podían usar las cualidades o defectos
como Sañudo (venenoso), Villano, Cortés, etc.
Los nombres de lugar también se usaron mucho:
Calleja, Puente, Aguirre (descampado), Alberdi (bajo multidud de alisos).
Luego tenemos todos los apellidos terminados en –ez
que se formaban añadiendo esas letras al nombre del padre: Perez (hijo de
Pedro), Martínez (hijo de Martín), Sánchez (hijo de Sancho). Dependiendo de la
zona geográfica éstos apellidos también variaron, por ejemplo de Sancho
derivaron Sánchez, Sanz, Sainz, Sáez y Sans.
La estancia de judíos y árabes en la península
también trajo sus propios apellidos como Albornoz (prenda árabe), Alcántara
(puente), etc.
Los judíos que se quedaron en España cambiaron de
apellido para demostrar su cambio de religión apareciendo entonces Sampedro,
Santiesteban, Santamaría, etc.
Muchos apellidos fueron apodo reflejo de la
malicia del que realizaba el censo por la impopularidad de una familia o
persona: Asno, Burro, etc.
Durante los años 50 a 70 era común dar el apellido
de la ciudad donde se nacía a los huérfanos que dejaban en los hospicios.
Estos son los orígenes más comunes de apellidos,
pero ¿Sábes de donde proviene el tuyo? ¿Sábes su significado?
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