Robert Sapolsky, profesor de Biología y Neurología
de la Universidad de Standford alardeaba de que podría diagnosticar a distancia
el estado emocional de un desconocido situado en el otro extremo del planeta,
si le llegaran debidamente registrados los datos relativos a la presión
arterial, la temperatura y las descargas hormonales.
Afirmaba que sabría que pasaba excepto en un caso.
Las afinidades entre los estados de ánimo de amor y de odio son tan
excepcionales que te puedes dar cuenta de que pasa algo fuerte, pero serías
incapaz de dilucidar si dos personas se están matando o haciendo el amor.
Supongo que por eso se dirá que del amor al odio
hay un paso, porque casi son lo mismo. ¿Qué opinas?
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