Como ya os he dicho en más de una ocasión, me
gusta darle una segunda vida a las cosas. Antes de tirar algo le doy mil
vueltas a la cabeza para ver en dónde puede encajar para seguir siendo útil.
Además, como me gusta cambiar el aspecto a los
muebles, muchas veces lo primero que miro son las tiendas de segunda mano, ya
sean físicas como virtuales.
Así es como un cabecero de Ikea de segunda mano
pasa a ser un mueblecito para el lateral del sofá para apoyar el café y guardar
todas las cosas de costura.
O una cajonera de pino que no me decía nada,
después de ser pintada y decorada con un poco de papel, es uno de los elementos
estrella de la habitación.
O una mesa de cocina decorada con un papel
adhesivo pasa a ser una mesa de salón bastante aparente.
O un jarrón un poco soso pasa a ser un florero más
graciosillo con ayuda de un poco de cinta adhesiva decorada, la famosa washi
tape.
Lo mismo que le pasó al marco de fotos, también
blanco y aburrido.
En fin, con muy poco, las cosas vuelven a la vida.
¿Qué os parecen?
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