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sábado, 24 de junio de 2017

Las monedas y Diógenes



Dicen que Diógenes paseaba por las calles de Atenas vestido en harapos y durmiendo en los zaguanes.

Cuentan que una mañana, cuando Diógenes estaba amodorrado todavía en la tinaja donde había pasado la noche, pasó por el lugar un acaudalado terrateniente.

-Buen día -dijo el caballero.

-Buen día -contestó Diógenes.

-He tenido una muy buena semana, así que he venido a darte esta bolsa de monedas.

Diógenes lo miró en silencio, sin hacer un movimiento.

-Tómalas, no hay trampas. Son mías y te las doy a ti, que sé que las necesitas más que yo - espetó el terrateniente.

-¿Tú tienes más? -preguntó Diógenes.

-Sí, claro -contestó el rico-, muchas más.

-¿Y no te gustaría tener más de las que tienes?

-Sí, por supuesto que me gustaría-, dijo el rico.

-Entonces guárdate las monedas que me dabas, porque tú las necesitas más que yo-, aseveró Diógenes.


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