Mientras los empollaba, un zorro ataco el nido y
la mato.
Pero por alguna razon, no llego a comerse los
huevos antes de huir, y estos quedaron abandonados en el nido.
Una gallina clueca paso por alli y encontro el
nido descuidado. Su instinto la hizo sentarse sobre los huevos para
empollarlos.
Poco despues nacieron los patitos y, como era
logico, tomaron a la gallina por su madre y caminaban en fila detras de ella.
La gallina, contenta con sus nueva cria, los llevo
a la granja.
Todas las mañanas, despues del canto del gallo,
mama gallina rascaba el suelo y los patos se esforzaban por imitarla. Cuando
los patitos no conseguian arrancar de la tierra ni un misero gusano, la mama
proveia de alimento a todos los polluelos, partia cada lombriz en pedazos y
alimentaba a sus hijos dandoles de comer en el pico.
Un dia como otros, la gallina salio a pasear con
su nidada por los alrededores de la granja. Sus pollitos, disciplinadamente, la
seguian en fila.
Pero de pronto, al llegar al lago, los patitos se
zambulleron de un salto en la laguna, con toda naturalidad, mientras la gallina
cacareaba desesperada pidiendoles que salieran del agua.
Los patitos nadaban alegres, chapoteando, y su
mama saltaba y lloraba temiendo que se ahogaran.
El gallo aparecio atraido por los gritos de la
madre y se percato de la situacion.
-No se puede confiar en los jovenes -fue su
sentencia-. Son unos imprudentes.
Uno de los patitos, que escucho al gallo, se
acerco a la orilla y les dijo: "No nos culpeis a nosostros por vuestras
propias limitaciones".
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