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sábado, 5 de agosto de 2017

El tesoro enterrado



Había una vez, en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río. Soñó que a un lado del río, y debajo del puente, se hallaba un frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda la vida.
Al principio, Izy no le dio importancia. Pero cuando el sueño se repitió durante varias noches a lo largo de muchas semanas, interpretó que esa imagen era un mensaje divino y decidió que no podía desoír esa información que le llegaba de Dios, o de no sabía dónde, mientras dormía.
Fiel a su intuición y la revelación de sus sueños, Izy cargó su mula para un largo viaje y partió hacia Praga. Después de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga y se dedicó a buscar el puente sobre el río en las afueras de la ciudad.
No había muchos ríos ni muchos puentes, así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que en su sueño: el río, el puente y, a un lado del río, el árbol debajo del cual, según el sueño, debía cavar.

Sólo había un detalle que no había aparecido en su sueño: el puente era custodiado día y noche por un soldado de la guardia imperial.

Izy no se atrevía a cavar mientras el soldado estuviera allí, así que acampó cerca del puente y esperó noche tras noche que el guardia se retirara. La tercera noche, el soldado empezó a sospechar de aquél hombre que acampaba cerca de su puente, así que se aproximó para interrogarle.

El viejo no encontró razón para mentirle. Por eso le contó que había llegado desde una ciudad muy lejana porque había soñado que en Praga, bajo un puente como aquél, había un tesoro enterrado. Había venido a cavar un pozo debajo del árbol y llevarse el tesoro oculto.
El guardia terminó de escuchar el relato y empezó a reírse a carcajadas.

-Has viajado mucho por una estupidez -le dijo. Venirte hasta aquí solo por un sueño? Fíjate que desde hace tres años, yo sueño todas las noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de un viejo loco llamado Izy, hay un tesoro enterrado. ¡Ja, ja, ja! ¿Crees que yo debería ir a Cracovia a buscar a ese tal Izy y pedirle permiso para cavar bajo su cocina? ¡Ja, ja, ja!... Qué ridículo? 

Izy dio amablemente las gracias al guardia y sin siquiera acercarse al árbol, regresó a su casa.
Dicen que al llegar, cavó un pozo bajo su cocina y encontró el tesoro que siempre había estado allí enterrado, aunque él había tenido que viajar a Praga para enterarse.


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