Hay días que parece que no pasan. Son días de
primavera lluviosos en los que las niñas se cansan de jugar, de pintar, de
todo.
Y cuando estoy pensando que actividad podemos
hacer para pasar el tiempo, suena el teléfono.
Es mi madre que me comenta que
ha cogido dos caracoles y que podemos ir para que las niñas los vean, los
toquen y les den de comer.
Tarde solucionada.
Las niñas se lo pasaron de maravilla cogiendo los
caracoles, cantándoles su canción (Esa de caracol col col saca los cuernos al
sol…) y viendo como sacaban los cuernitos y los escondían rápidamente en cuanto
los tocaban.
Al final resultó una tarde la mar de divertida.
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