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martes, 30 de enero de 2018

Manualidades de espacio exterior



Este año el tema del colegio es el espacio, así que decidí hacer un par de cosas con las niñas con éste tema.

Cosas muy sencillitas pero que pudiesen hacer ellas en su mayoría para que se impliquen más, que es de lo que se trata, de que nos lo pasemos bien haciendo cositas juntas.

Primero hicimos una nave espacial con unos platos y un vaso de plástico.

Solamente hay que pegarlos juntos y poner un alienígena en su interior.


Luego hicimos unos cohetes espaciales y las tripulantes eran ellas mismas.

En definitiva, más tardes de entretenimiento y risas juntas.

 


sábado, 27 de enero de 2018

Pinocho



No creo que haya mucha gente que no conozca la historia del muñeco de madera que se convierte en un niño de carne y hueso y que cuando mentía le crecía la nariz.

Si. El gran Pinocho y sus magníficas aventuras hasta conseguir su sueño. Una historia llena de enseñanzas sobre la vida si sabemos interpretarlas.

Lo que posiblemente pocos saben es el nombre del autor de ésta historia: Carlo Collodi.

Su verdadero nombre era Carlo Lorenzini y nació en Florencia, Italia, en 1826.
Trabajaba como funcionario, pero solía publicar artículos políticos así que se cambió el apellido para no meter en problemas a su familia. De vez en cuando también hacía traducciones de otros libros.

En 1881 le encargaron escribir alguna historia para un semanario infantil. Collodi que andaba falto de dinero escribió dos capítulos de una historia titulada “Historia de un títere” y se la envió junto con una nota en la que decía: “Le envío ésta tontería infantil. Haga usted con ella lo que le parezca, pero si la publica finalmente páguemela bien para que me den ganas de continuarla.”.

Lo publicaron y fue un éxito así que le pidieron más capítulos que se fueron publicando hasta que Collodi dijo que estaba cansado del personaje y dejó de escribir.

Las cartas de protesta de los lectores fueron tantas que Collodi no tuvo otro remedio que seguir escribiendo, aunque sin muchas ganas y se nota en las discrepancias en su historia. Por ejemplo, Pinocho deja de ir al colegio pero en un capítulo sabe leer; Gepetto se olvida de ponerle orejas, pero luego le crecen unas de burro, etc, etc.

En 1883 Collodi vendió los derechos de autor a la editorial de Paggi y la historia se publicó en forma de libro: “Las aventuras de Pinocho”.

Collodi falleció en 1890 y el éxito de su libro hasta entonces fue realmente escaso así que nunca se arrepintió de haberlo vendido.

Pero según iban pasando los años el cuento seguí vivo y pasando de generación en generación hasta irse haciendo cada vez más conocido.

En 1940 Disney recogió la historia e hizo la famosa película que convirtió a la historia en internacionalmente conocida.

En 1952 una fundación inició una colecta para reunir fondos para la creación de un parque cerca de la aldea natal de Collodi. Parque Pinocho Italia

Se cree que algunas de las historias de Pinocho están basadas en sucesos que el propio autor vivió.

¿Habéis leído alguna vez el libro de Pinocho o solamente habéis visto la película?


martes, 23 de enero de 2018

Serpiente de leotardos



Esta manualidad está relacionada con el post anterior.

En mi ordención de armarios también encontré unos leotardos de las niñas que no les valían y pensé en hacer una serpiente.

Rebusqué para ver de donde sacaba el relleno y me puse a ello.

He de decir que la costura es algo que tengo que mejorar, y bastante, pero estoy en ello.

De todas formas, me gustó el resultado y las niñas ya me han pedido que les haga otra.





sábado, 20 de enero de 2018

Palomares 1966



Seguramente muchos recordarán o habrán oído hablar de lo ocurrido en Palomares en el año 1966, pero os lo voy a recordar con algunos datos que se dieron en la época y con los datos actuales. De ésta manera podréis comprobar como los gobiernos nos engañan cuando quieren.

Durante varios años los pescadores de Villaricos y Palomares estaban acostumbrados a ver el espectáculo del aprovisionamiento de combustible en el aire. Pero el 17 de enero de 1966 pasadas las 10 de la mañana algo falló y un bombardero B52 y un cisterna chocaron a 9300 metros de altitud mientras intentaban el enganche, provocando una gran explosión.

Una parte de la cabina del cisterna cayó cerca de la casa de un campesino del pueblo y el y su mujer se apresuraron a socorrer a las tres personas que se veían en su interior. Desgraciadamente dos de las personas estaban muertas, pero el otro no. Empezaron a tirar tierra para apagar el fuego y poder sacar al tercer tripulante, pero para cuando el fuego se extinguió ya era demasiado tarde.

El tren de aterrizaje del B52 cayó a escasos 30 metros de la escuela del pueblo, llena en ese momento con los estudiantes.

Un paracaídas aterrizó bruscamente en una parcela. El dueño de la parcela se acercó al aviador y vió que todavía estaba vivo, era el comandante Ivens Buchanan. Con la ayuda de algún hombre más lo llevaron al hospital en una furgoneta.

Siete hombres murieron: toda la tripulación del cisterna y tres del bombardero. Cuatro hombres sobrevivieron. Y, milagrosamente, ni una sola persona o edificio del pueblo fue alcanzado.

Pero el B52 llevaba un cargamento de 4 bombas de hidrógeno que también cayeron a tierra.

Una de ellas cayó a unos 75 metros de la casa de uno de los habitantes del pueblo y provocó una explosión que rompió los cristales de la casa. Cuando se acercaron vieron que el objeto estaba ardiendo y lo golpearon con los pies y le echaron tierra encima.

El patrón del barco “Dorita” que estaba faenando a unas cinco millas de Villaricos vió que había varios paracaídas que caían en el mar y fue a rescatarlos. Recogieron a Charles J. Wendorf y Michael Rooney. Otro barco cercano rescató a Larry G. Messinger.

El patrón del “Manuela Orts Simó” siguió a otro paracaídas, pero cuando se acrecaban se dieron cuenta que lo que caía no era una persona, sino un objeto cilíndrico y metálico. Para cuando llegaron el objeto ya se había undido en el agua pero trazó mentalmente líneas de marcación para recordar el punto exacto.

El gobierno de Estados Unidos activó la contraseña “Broken arrow” (flecha rota) que alerta sobre un accidente nuclear.

A media tarde los cadáveres de los siete aviadores yacían en féretros, listos para su repatriación.

Ahora, lo más importante era retirar todos los restos y encontrar las 4 bombas.
Una de ellas apareció en el cauce seco del río Almanzora intacta. Al día siguiente encontraron otra en un campo cercano al cementerio y otro campesino les habló de la explosión que hubo cerca de su casa. Cuando investigaron descubrieron la tercera bomba.

El explosivo de dos de las bombas detonó con el impacto con lo que se abrieron y los núcleos atómicos reventaron y se vaporizaron por la explosión. Por suerte no hubo división de los átomos lo que hubiera llevado a una catástrofe peor que la de Hiroshima.

Se dijo a la población que no había ningún problema puesto que las radiaciones que se habían emitido no podían atravesar la piel ni el papel. Decían que se podía tener plutonio en la mano sin peligro y que incluso se puede tragar ya que se elimina rápidamente por el organismo. Para limpiar la contaminación de plutonio bastaba con un frotamiento enérgico con agua y en la tierra era suficiente un pequeño arado para sepultarlo y así disipar la radiacción. Además era imposible que fuese absorbido por las raíces de las plantas.

No obstante, las medidas de seguridad atómica norteamericana incluían la retirada de la tierra que había estado en contacto con las bombas. En total fueron unas 1700 toneladas de tierra que se llevaron a Estados Unidos.

Solamente quedaba recuperar la comba caída en el agua. Debido a las corrientes marinas se había desplazado de su lugar de impacto y tardaron en localizarla. No lograron sacarla del mar hasta el 7 de abril.

Desde entonces ha habido secretismo en cuanto a los niveles de radiación de la zona. Cada año desde entonces hasta el año 2010 se han realizado análisis de la tierra y el agua de la zona por parte de la Junta de Energía Nuclear con fodos norteamericanos.

Unos años más tarde el Ciemat, antigua Junta de Energía Nuclear, quiere realizar un mapa radiológico de la zona por lo que solicitan fondos a Estados Unidos. El resultado es que aún quedan restos de polonio radioactivo en las tierras de cultivo y en los montes de los alrededores.

¿Algún día nos enteraremos realmente de la repercusión en la salud de la gente de la zona?